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Apología de los pibardos

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Hace un par de domingos, mientras mojaba perezoso una galleta Príncipe de Hacendado en el café, recibí uno de los whatsapps más surrealistas de mi vida. Un columnista de El Confidencial había decidido volcar todas sus neuras en un artículo titulado " Hombres que sólo se relacionan con otros hombres ", en el que criticaba abierta y frontalmente los grupos de amigos de género exclusivamente masculino. Hasta aquí no había nada de lo que asombrarse: hoy en día cualquier modernillo que quiera ganarse el pan en la esfera pública tiene que posicionarse bien alejado de los arquetipos de la masculinidad clásica (debe, de hecho, denominarla masculinidad tóxica ), y esta es una manera tan buena como hacer un par de chistes sobre Pablo Motos, o meterse con Bertín Osborne.  La sorpresa, morrocotuda, llegó en forma de imagen; la que ilustraba la columna. ¿Reconocéis a alguien? Sí sí, el artículo existe y puedes comprobarlo  aquí Si bien es cierto que alguna vez había fantaseado con que mi ...

Tiempo y Oro

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Una de las grandes cuestiones de la vida de cualquier ser humano es, sí, El Tiempo. El tiempo que perdemos, el que nos falta, el que nos agobia, el que nos hace envejecer... es casi siempre motivo de reflexión, y muchas veces de angustia. Y es que es una certeza: el tiempo avanza inexorablemente, segundo a segundo, imparable como una apisonadora alemana, cuantificado y gobernado por precisos relojes que tasan esta magnitud tan preciada. Eficacia y eficiencia son valores al alza en nuestro mundo porque " el tiempo es oro ", como ya predicaba RTVE en los años 80.   Don Constantino Romero (D.E.P.) Y sin embargo, hay otra certeza acerca del tiempo que se hace cada vez más evidente si reflexionamos sobre ella. Es la de que no todos los segundos "valen lo mismo", y de hecho ni siquiera "duran lo mismo". Puede resultarnos contraintuitivo, pero cuándo de verdad lo piensas acabas descubriendo que es cierto. ¿O es que los 5 minutos que tardas en llegar al metro desd...

¡Españoles, a las barras!

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No es ningún secreto que España es un país con cada vez menos elementos vertebradores. Banderas, himnos, regionalismos y hasta el mismo concepto de nación son siempre discutidos y motivo de enfrentamiento. La política cada vez se centra más en la minoría y la división que en lo común, lo que está consiguiendo que poco a poco se esté erosionando el último gran consenso, la Transición. Pero no todo está perdido. Un conjunto de pequeños reductos de patria se mantienen en pie, inasequibles al desaliento, diseminados por todo el territorio. No son los ayuntamientos, ni las delegaciones de hacienda, ni iglesias, colegios u hospitales; como bien supo identificar Isabel Díaz Ayuso, los cimientos de España son sus bares. Y sí, a mi me tocan la fibra sensible y me reafirman como todo un patriota. ¡Jefe, una caña! Los que alguna vez hemos vivido fuera de España lo sabemos por experiencia , y los que no pueden convertir su intuición en certeza muy fácilmente: si alguna mañana tonta de domingo, mie...

32

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Hoy cumplo 32 años, ni más ni menos.  La idea no me encanta, hace tiempo que prefiero las temporadas a los años. Pero para no centrarme en que son muchos, en que el DNI no miente y que soy lo que en todas las sociedades y generaciones de la historia se conoce como un adulto hecho y derecho, y sobre todo en que este cumpleaños pone un clavo más en el ataúd de mi sueño de jugar en el Real Madrid, me ha dado por comenzar a elucubrar acerca de este número, que resuena a autobús Pavones - Benavente. El 32 es como esa chica bonita, educada y discreta, que no llama la atención y se junta con otras dos más exuberantes y populares. El 31 es sinónimo de Nochevieja, de nómina, de alegría y de ilusión por lo nuevo. Y el 33 es preciosa iteración, tercio infinito, los años de Cristo y, crucemos los dedos, Fernando Alonso y su Aston Martin. Sin embargo, yo me quedo con el 32. Número ingenieril, de tarjeta de memoria, construido por multiplicación de doses, como un equipo pequeño sacando un defens...

Oda a mi Airfryer

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  Modernos aires cruzan mi cocina

Mis adorables vecinos

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Los seres humanos somos, indudablemente, seres sociales. Tenemos varios círculos de personas con quienes vivimos en constante interacción, y que influyen en nuestra forma de ser y en nuestro estado de ánimo. El primero es la familia, aquellos con quienes compartimos lazos de sangre indisolubles. Sean familias bien o mal avenidas, para todos es el núcleo en el que somos criados y crecemos. Después aparece la pareja, que si fragua poco a poco se entrelaza en el núcleo familiar hasta formar uno en sí mismo; el ciclo de la vida abriéndose camino. Por supuesto también están los amigos, de quienes se dice que son " la familia que uno elige ". Y compañeros de trabajo, de clase, de equipo de fútbol... y un largo etcétera. Pero hoy quiero pararme y hablar de los vecinos, esos grandes olvidados. Gente que vive a tu lado, pero con historias totalmente independientes a la tuya. Les ves constantemente, les saludas con una sonrisa o una inclinación de cabeza pero no estás seguro de cómo se...

Un buen día

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Quien cree que me conoce dice que soy un hombre de costumbres. Yo difiero: lo que soy es un hombre tradicional, alguien que valora profundamente la tradición. Me fascina ser parte de grupos, de acciones o de rituales que, a base de repetición y sentimiento, consiguen trascender y dejar de ser de aquellos que lo iniciaron para pasar a ser comunes.   Por eso, un día como hoy me encanta pensar en los tres sabios de Oriente. ¿Podrían siquiera imaginar, mientras avanzaban al trote de sus camellos, que la ilusión con la que se acercaban a adorar al Niño Jesús se replicaría más de dos mil años después en millones de casas de un país, por entonces aún inexistente, llamado España? Una ilusión que se crea en los niños gracias a un esfuerzo conjunto de todos los adultos de nuestra sociedad. Unos adultos que, aunque a veces la disimulen entre capas de cinismo, también la ven aflorar con cosquillas en el estómago al encontrar un bulto envuelto en papel de regalo al lado de sus zapatos.  Ha...